El
70% de la tierra es agua y curiosamente nosotros en alrededor de un
70% también lo somos, por ello debemos hidratarnos muy bien, sobre
todo en los momentos de práctica deportiva. Como bien es dicho, ¡el
agua es vida!
Cuando realizamos actividad física los músculos
generan calor y nuestro organismo, con el fin de regular la
temperatura, enciende mecanismos para liberarlo y poder mantener la
temperatura estable.
La sudoración y la evaporación son los
mecanismos que se ponen en marcha y con ellos aumenta la pérdida de
líquidos y electrolitos. Esto se acentúa cuanto mayor es la
temperatura ambiente y la intensidad del ejercicio.
Ten
en cuenta pérdidas de solo un 1-2% de agua ya afectan al
funcionamiento del organismo con aumentos de la temperatura corporal
y de la frecuencia cardíaca.
A media que la deshidratación aumenta más se ve afectado el rendimiento durante el ejercicio físico y en la recuperación.
Para llevar a cabo el entrenamiento en condiciones óptimas de hidratación te vamos a dar estos 3 consejos
– En los 15 min previos a la sesión beber alrededor de 500 ml de agua.
– Durante la sesión es aconsejable beber alrededor de unos 200 ml de agua o de una bebida deportiva en pequeños sorbos cada 15-20 min.
– Al finalizar la sesión es importante seguir hidratándose para reponer líquidos.
¡Be water my friend!
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