Incorporar una rutina de deporte en tu vida te beneficia no solo físicamente, sino también mentalmente. Pues cada vez que fortaleces tus músculos, también fortaleces tu mente, tu fuerza de voluntad, tu capacidad de esfuerzo… Cada vez eres más resistente.
No obstante, cuando nunca has hecho ejercicio, empezar cuesta. Y más aún mantener la rutina de entrenar, al menos, 2 o 3 veces por semana.
Pero todo es más fácil si los entrenamientos que llevas a cabo son dinámicos, divertidos y guiados por profesionales con pasión. Y siempre adaptados a tus gustos y a tus objetivos.
Si empiezas de 0 o si llevas mucho tiempo sin practicar deporte, y tienes ganas de incluir la actividad física en tu día a día y hacer que se convierta en un hábito (y no en una obligación), te hemos preparado unas pautas sencillas para ayudarte a conseguir tus propósitos:
- 1. ¡Fija un horario de entrenamiento imposible de incumplir!
Para empezar, elige 2 horas a la semana en las que no puedas poner excusas para entrenar (trabajo, hijos, reuniones… ¡fuera!). Esas 2 horas van a ser tu momento de la semana (en B Experience, ¡el mejor de la semana!).
- 2. Concéntrate en el entrenamiento al 100%
Olvídate de las cosas de fuera. Siente cómo tu respiración aumenta y cómo trabajan tus músculos. Fíjate en tu técnica de los ejercicios y date cuenta de cómo va mejorando cada día. Cada vez los vas a hacer mucho mejor. Y eso va a hacerte crecer las ganas de cumplir tu hábito de hacer ejercicio.
- 3. Empieza poco a poco y escucha tu cuerpo
A medida que avanzan las semanas, te darás cuenta de que tu recuperación entre ejercicios es más rápida, que la intensidad que aplicas en los ejercicios es más alta y que tus niveles de fuerza aumentan progresivamente.
Después de un mes entrenando, verás cómo te notas mucho mejor, que las ganas de venir al entrenamiento aumentan y que, si algún día no puedes venir, tendrás la sensación de que te falta algo. Eso significará que el deporte ya empieza a formar parte de tu vida.
- 4. Cambia tu mentalidad sobre el ejercicio
Y, por último, lo mejor para ser constante (y formar el hábito) es cambiar tu forma de ver el entrenamiento. Piensa que cada vez que logras tu meta de hacer ejercicio: estás dándole poder a tu mente, estás convirtiendo el estrés en motivación y buena energía, estás disfrutando de un momento para ti, estás invirtiendo en tu salud, estás construyendo una mejor versión de ti mismo (más fuerte y sana), estás entrenando la confianza en ti mismo (lo que te hará conseguir otras metas) y estás consiguiendo tener una rutina que beneficiará a más aspectos de tu día a día.
¿Quieres conseguir ser una persona con más energía, con más confianza y más feliz?
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